Una espanolita en Londres

Una espanolita en Londres
Camden Town Girl...o sea, yo

Fabio, yo y mil historias inventadas contrarreloj

Yo, españolita, treintañera y con ganas de hacer algo diferente en mi vida, he decidido, por fin, poner por escrito las millones de historias y fantasías que pasan por mi cabeza... ¡en forma de reto!

Fabio, un hombre argentino aficionado a la literatura si cabe más que yo, me manda sus historias y cuentos desde hace poco, y yo le correspondo con las mías. Alguien a quien no conozco, una conexión difícil de explicar...

El reto es, cada vez que reciba un texto de Fabio, he de contestarle en menos de 24h, con una historia totalmente nueva y original...

¿Podré seguir el ritmo? ¿Será mi imaginación tan fantasiosa como siempre he pensado? ¿O no seré más que otra españolita en Londres que se piensa que, por estar en esta ciudad tan libertaria, puede hacer cualquier cosa que se proponga? ¡Este blog me sacará de mis dudas! :>


lunes, 16 de agosto de 2010

Historia 21 viendo el verano pasar

Hola a todos y todas,

espero que estéis disfrutando del verano. Yo, esclava de mi tesis, sigo en pie de guerra hasta que mi baby termine de gestarse (baby=tesis, gestación=horas en el laboratorio+escribir un tocho).

Antes de que penseis que se me va la olla, no os culpo, dejo el tema de mi tesis y me dedico a introduciros la historia de hoy. Es muy ligera, para ir al hilo de todos esos pueblos de la patria que están en fiestas.

Espero que os guste! A disfrutar!




LAS VACACIONES DE ROBERT

Robert maldijo su mal fario unas 15 veces aquella mañana. Sus amigos y conocidos no hacían más que colgar fotos y referencias a sus vacaciones en el maldito Facebook. Y el allí. En la oficina. Solo. En pleno Agosto del demonio. Eran los últimos meses de su tesis doctoral y no le quedaba más remedio que quedarse sin vacaciones. Me desquitaré en cuanto acabe, se prometía mil veces cada día, y viajaré por el mundo entero.

Lo cierto es que el bueno de Robert no viajó a ningún lado cuando terminó su tesis doctoral. Encontró un trabajo de esos que no se pueden rechazar y empalmó tesis con traje y corbata como el que empalma la guardería con el instituto sin darse cuenta. Y los años han pasado y tú sigues ahí, en una clase, en una oficina. Solo. En pleno Agosto del demonio. Robert veía cómo su vida se le escapaba de las manos trabajando. Apenas unos poquitos días libres al año para estar con la familia y amigos… Y dijo basta. Hasta aquí hemos llegado.

Robert arregló todas sus cosas para tomarse un año gap. En el trabajo le aseguraron que su puesto seguiría allí cuando volviese. Alguien tan productivo que proporcionaba tantos beneficios a la empresa no se podía dejar ir así como así. Alquiló su apartamento sin problema durante un año, poniendo previamente todas sus pertenencias en un trastero alquilado. Y se fue sin rumbo fijo a recorrer Asia… Robert desapreció. Jamás regresó de su año gap. Ni siquiera nadie supo nunca donde fue visto por última vez. En su lugar, apareció una persona completamente diferente, no sólo de aspecto físico sino de personalidad e ideas. Un nuevo Robert que vino a reemplazar al viejo con renovada ilusión y valores. ¡Un nuevo Robert que estaba vivo!

El nuevo Robert ya no vivía para trabajar, sino que trabajaba para vivir. No hacía horas extras. Los fines de semana los tenía libres y se tomaba cada uno de los 27 días de vacaciones que su contrato estipulaba al año. Robert tenía una vida… Pero había un problema. A sus jefes y compañeros de trabajo no les gustaba el nuevo Robert. Esta nueva persona ya no se quedaba todos los días trabajando hasta altas horas de la noche. Ya no renunciaba a sus días de vacaciones para así aumentar los beneficios de la empresa. El nuevo Robert, en otras palabras, ya no era lo suficientemente bueno para ese trabajo. Así que fue despedido sin mayor miramiento.

Robert buscó y buscó trabajo pero estaba tan especializado que era muy difícil encontrar algo que se ajustase a su perfil. Además corría una crisis terrible en el sector y no era nada fácil. Poco a poco Robert fue perdiendo pertenencias e incluso frívolos amigos que hasta ahora sólo lo apreciaban por su éxito. La vida de Robert se convirtió en una perfecta pesadilla... Si sólo pudiese volver atrás. Si sólo pudiese volver a aquél verano en que no se fue de vacaciones por acabar su tesis doctoral. Si sólo pudiese volver a aquel punto de su vida e irse de vacaciones entonces y cada vez que le correspondió…

“Vale Ulrika, lo he pillado, tengo que irme de vacaciones porque si no estoy comprando una vida de mierda a largo plazo”. Robert miraba divertido a su alegre compañera de tesis, que llevaba intentándolo convencer durante más de un mes para que éste se fuese de vacaciones y disfrutase un poco de la vida. Ulrika opinaba que Robert era demasiado recto y un poco adicto al trabajo. A Ulrika le encantaba escribir relatos, y había decidido escribir uno para su amigo Robert, para que espabilase un poco.

“Robert tío, nunca te vas de vacaciones, casi no sales los fines de semana… ¡No puede ser! Tienes que espabilar. La vida no es sólo trabajo, trabajo y trabajo. Tienes que empezar a vivirla ya. Porque cada minuto cuenta, y mañana puede ser demasiado tarde. Una vez que entras en la rutina de trabajar tanto es difícil salir de ella.”

“Tienes razón, lo se. Soy demasiado serio. Necesito salir más… ¿Qué haces este fin de semana?”

Robert salió con Ulrika y sus amigos aquel fin de semana y muchos otros tantos que le siguieron. Poco a poco aprendió a vivir, a disfrutar de su tiempo fuera del trabajo. Y por supuesto se fue de vacaciones aquel verano, al igual que todos los que le siguieron…Y es que ya nunca jamás Robert vivió para trabajar.

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