Una espanolita en Londres

Una espanolita en Londres
Camden Town Girl...o sea, yo

Fabio, yo y mil historias inventadas contrarreloj

Yo, españolita, treintañera y con ganas de hacer algo diferente en mi vida, he decidido, por fin, poner por escrito las millones de historias y fantasías que pasan por mi cabeza... ¡en forma de reto!

Fabio, un hombre argentino aficionado a la literatura si cabe más que yo, me manda sus historias y cuentos desde hace poco, y yo le correspondo con las mías. Alguien a quien no conozco, una conexión difícil de explicar...

El reto es, cada vez que reciba un texto de Fabio, he de contestarle en menos de 24h, con una historia totalmente nueva y original...

¿Podré seguir el ritmo? ¿Será mi imaginación tan fantasiosa como siempre he pensado? ¿O no seré más que otra españolita en Londres que se piensa que, por estar en esta ciudad tan libertaria, puede hacer cualquier cosa que se proponga? ¡Este blog me sacará de mis dudas! :>


martes, 14 de junio de 2011

La 26: desde una revolución que no se puede ignorar

Hola a tod@s,

siento mi silencio involuntario de los últimos meses, ya sabéis, la tesis. Se que empieza a sonar a excusa manida pero es la pura verdad.

Hace días que mis companeros los indignados se merecían una historia. Incluso si no estáis indignados leedla por favor, porque me ha salido del puro alma.

Hasta pronto!

PD: basado en un hecho real ;>



DE LA RABIA A LA INDIGNACIÓN

Entro al baño y me entra un ataque de rabia. Cojo el limpiador de baño y en 2 minutos limpio todo con brío. Ojala pudiera vivir sola y no tener que soportar a los ligues de mi compañero de piso, que vienen creyéndose con todo el derecho para usar mi baño, el que solo yo limpio.

Voy la cocina a prepararme un té y me encuentro con un desastre monumental sobre la encimera. Olla y sartén sucios, cuchillos, platos, vasos. Hay que sumar el estado general de la encimera y los hornillos, donde más grasa y tropezones ya no caben... Qué rabia me entra otra vez. Justo ayer limpié la cocina de cabo a rabo y la dejé bien decente. Vuelve a mi cabeza mi frase favorita desde hace tiempo: ¡ojalá pudiera vivir sola! Nadie ensuciaría mi cocina recién limpia. Lástima de dinero. Siempre el maldito y cochino dinero.

De camino a mi cuarto tropiezo con un trozo de pizza. La rabia me pone los pelos de punta. Nada más llegar a mi cuarto pongo el spotify a toda caña: si le molesta mejor que mejor. Acto seguido me meto en gumtree.com a mirar apartamentos/estudios en mi misma zona. Ni de casualidad podría pagar yo eso. Tendría que pagar más del doble de lo que pago ahora por mi cuarto ¡y sin contar los gastos! Imposible. Maldito dinero. Maldito y cochino dinero.

Paso a reflexionar sobre mi vida y mis perspectivas actuales. En mi empresa no puedo ascender de momento. Están las cosas a punto de explotar, ¡como para ascender! La crisis afectó de lleno al sector y andamos mirando los gastos con lupa. Entonces la opción sería cambiar a otra empresa. No. No, no. Ya miro trabajo todas las semanas y echo currículums pero aún estoy esperando a que me llamen de algún sitio para una triste entrevista. Además los puestos a los que puedo optar por mi experiencia son muy similares al que tengo ahora con lo cual no mejoraría mi sueldo actual. La opción radical sería irme de Londres de vuelta a España. Eso también lo he mirado ya y directamente no hay ni ofertas de trabajo de lo mío o similar. Además, esa fue precisamente la razón por la que me vine aquí. Bonito panorama. Voy a tener que tragarme con patatas al ligón de mi compañero de piso durante una larga temporada. No es justo. No es justo.

Entonces paso a animarme a mí misma obligándome a ver el lado positivo de mi vida y mis circunstancias. Primero: tengo trabajo. Aunque estoy sobrecualificada al menos no me disgusta. Hoy en día eso es algo por lo que dar las gracias y además bien dadas. El sueldo no es muy alto, claro, como no trabajo en finanzas, ni bancos, ni marketing. Pero lo dicho, doy gracias. La rabia se me baja un puntito, al igual que el volumen del spotify. Segundo: vivo en un apartamento decente en una buena zona. Cuanta gente tiene que vivir en apartamentos desastrosos en zonas superpeligrosas porque es lo único que pueden pagar. Cierto que el agua caliente va cuando le da la gana y las ventanas no aíslan nada de nada. Pero vuelvo a dar gracias otra vez. La rabia está ya en proceso de extinción y el volumen al que bramaba mi spotify está ahora tan solo a nivel medio-alto. Tercero: mi compañero de piso es un buen chico. Un ligón y un desastre pero buen chico. Amable y hablador. Pienso en algunos de mis amigos, que comparten piso con gente a la que apenas ve y con los que como mucho intercambian un hola y adiós. Bueno. No está tan mal la cosa entonces. Sonrío. La rabia está domada. Todo había sido un estúpido ataque. Apago el spotify y me quedo en silencio.

De pronto, ya no sonrío más. Me siento patética. Me cabreo. Me indigno. ¿Cómo puede ser que me tenga que conformar y obligarme a sentirme feliz así? ¿Por qué me tengo que conformar cuando veo que otros ganan al mes 100 veces más de lo que gano yo en un año? ¿Por qué tengo que ver cómo hay gente que vive en mansiones mientras otros se mueren de hambre? ¿Por qué tengo que conformarme con mi trabajo cuando yo estudié para contribuir mucho más a la sociedad? Una sociedad que permite que haya ladrones gobernándonos y analfabetos ocupando cadenas de televisión día sí y día también ¡Estoy indignada!

Desde luego no es la culpa de mi compañero de piso, ni de sus ligues. No sé de quién es la culpa pero ya estoy harta. Yo, y la gran mayoría de los ciudadanos nos merecemos una sociedad digna y justa.

Ahora sí sonrío de verdad. Mi conciencia ha despertado. Y ya no hay vuelta atrás :)

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