Una espanolita en Londres

Una espanolita en Londres
Camden Town Girl...o sea, yo

Fabio, yo y mil historias inventadas contrarreloj

Yo, españolita, treintañera y con ganas de hacer algo diferente en mi vida, he decidido, por fin, poner por escrito las millones de historias y fantasías que pasan por mi cabeza... ¡en forma de reto!

Fabio, un hombre argentino aficionado a la literatura si cabe más que yo, me manda sus historias y cuentos desde hace poco, y yo le correspondo con las mías. Alguien a quien no conozco, una conexión difícil de explicar...

El reto es, cada vez que reciba un texto de Fabio, he de contestarle en menos de 24h, con una historia totalmente nueva y original...

¿Podré seguir el ritmo? ¿Será mi imaginación tan fantasiosa como siempre he pensado? ¿O no seré más que otra españolita en Londres que se piensa que, por estar en esta ciudad tan libertaria, puede hacer cualquier cosa que se proponga? ¡Este blog me sacará de mis dudas! :>


miércoles, 21 de septiembre de 2011

En la 30 Fabio se entera

Hola a tod@s!

Alcanzo mi historia numero 30 haciendo honor al título de este blog: ha sido imaginada y plasmada en papel en apenas media hora. Contrarreloj.

Tengo una noticia que daros: le conté a Fabio lo del blog. Y le encantó! Es un senor. Quería hacer de esta entrada algo especial, algo conmemorativo, pero la única conmeroación que puedo hacer es ésta: de no ser por Fabio no estaría aquí compartiendo esta historia con vosotros.

Espero que os guste mucho! :>



MARK COLT

Bajo el diamantino brillo del cielo azul de Febrero, como una paradoja de luz imposible, cayó sobre Mark la atronadora lluvia de flashes. Mark permaneció quieto, impecable, gallardo, como tanto tiempo atrás le enseñaron a posar para las cámaras. Y produjo para sí una sonrisa de paz y orgullo, sólo visible para su corazón. Por fin iba a entrar al Kodak Theatre como nominado, en vez de como una marioneta florero. Ahora iba a ser un participante de la noche más importante de su industria, la del cine. Seguía sonriendo para su corazón, y no pudo evitar volver a ese momento crucial en su vida, tan sólo 17 meses atrás, en el que todo cambió para él y dejó atrás para siempre su vida de permanente adorno de las salas de cine…

Hace 17 meses Mark suicidaba sus desesperadas lágrimas entre las palmas de sus manos. Sentado en su sofisticado salón, Mark lloraba con una tristeza de fondo que le ahogaba. Al mismo tiempo intentaba consolarse a sí mismo. Al fin y al cabo esto le había pasado ya muchas otras veces. Pero sus sollozos se negaban a que matasen sus sueños una vez más. Mark, uno de los 10 actores de Hollywood mejor pagados, quería ser actor. De los de verdad. De los de que marcan la historia del cine. De los que cambian la vida de las personas. No quería seguir siendo ese actor de películas intrascendentes para adolescentes. No quería ser la cara de los posters en las habitaciones de quinceañeras. Desde el principio Mark quiso ser actor de películas que contaban geniales historias protagonizadas por personajes increíbles. Personajes únicos que pasarían a la historia por sus caracteres emblemáticos. Y Mark tuvo claro desde el principio que él, como actor, quería ser el vehículo que hiciese llegar esos personajes al público.

Pero nunca nadie le dio una oportunidad. Nunca nadie se lo tomó en serio. Aparentemente era demasiado guapo y atractivo. Así de rotundo se lo explicó su agente cuando Mark le preguntó hace ya varios años porqué no conseguía los papeles de las audiciones a las que iba. Su agente le dijo que con ese físico tenía que escoger otro tipo de películas. Películas banales, si, pero que le darían un sueldo al fin y al cabo. Y una popularidad. Y una vez que fuese popular y conocido podría optar a participar en esas películas “difíciles” por las que tanta devoción parecía tener. El plan así delineado no pintaba mal. Y Mark accedió a dejarse llevar por su ávido agente.

Tuvo que ponerse muy en forma en el gimnasio, al gusto de la época. Y pasar por una dieta riquísima en proteínas y polvos mágicos varios. Pero dos blockbusters más tarde en menos de 8 meses sirvieron para convencer a Mark de que había hecho lo correcto. La locura de Hollywood le absorbió. Las fiestas, las mujeres, algún hombre, el lujo, el dinero. Y cuando quiso darse cuenta, cuando quiso empeñarse en ser el actor que siempre anheló no había vuelta atrás. Su imagen estaba demasiado explotada y dañada. Ningún director serio le quería en sus películas. Ninguno.

Cuando ya no le quedaban más lágrimas a las que suicidar, cuando la hermosa puesta de sol californiana le abandonaba hasta el día siguiente, Mark cayó en un profundo e hipnótico sueño de casi 12 horas. Se levantó confuso y triste por lo que fue a la cocina a prepararse un café. Sacó de la nevera los ingredientes para su mañanero batido concentrado rico en proteínas. Y se paró en seco. El cristal de la ventana le devolvió su reflejo de actor de poster. Se acabó, dijo Mark. Se acabó. Es el último día de mi vida de monigote. Y ayer fue la última vez que no me dejan participar en una película de las que yo quiero.

A lo largo de los meses siguientes Mark sufrió una transformación física y mental. Dejó de ir al gimnasio y se divorció de su dieta ultra-proteica. Empezó a comer lo que le daba la gana, lo que le apetecía en el momento. Su única actividad física era dar paseos esporádicos por alguna playa. Por lo tanto, el perfecto relieve de sus músculos se esfumó. Su abdomen dejó de ser plano y aparecieron líneas de expresión en su cara junto con imperfecciones varias. Ahora era larguirucho, un poco barrigón, siempre con barba de 2 días en la cara, blancucho, permanentes ojeras y con el pelo medio-largo. Ahora era él mismo. La transformación mental fue mucho más dura. Veía religiosamente 3 películas “trascendentes” al día, y estudiaba cómo los grandes actores de la historia del cine habían interpretado a sus personajes favoritos. El resto del día hacía ejercicios de interpretación y movía hilos para enterarse de quién iba a hacer qué y cuándo.

La acosadora prensa se hizo eco de la transformación de Mark. Especulaban con una depresión. Una enfermedad mental. Rechazaba papeles aquí y allá. Incumplía contratos publicitarios porque si. Su representante ya no sabía qué decir. A Mark le traía totalmente sin cuidado.

Hasta que finalmente, 5 meses después de que comenzase su transformación, sus hilos dieron con un gran proyecto. Con uno de los mejores directores actuales. En una historia muy original con un protagonista sin precedente. El día de la audición Mark estaba nervioso desde la serenidad de saber que la vida por fin le debía la oportunidad de cumplir su sueño. Mark consiguió el papel.

La película fue un éxito en taquilla sólo por el morbo de ver a Mark Colt totalmente transformado. Además, era una gran historia, bien contada, bien interpretada y bien dirigida. Por lo que a nadie le extrañaron las 5 nominaciones que consiguió para los Globos de Oro, que se materializaron en 3. Y aún menos extrañaron las de nuevo 5 nominaciones a los Oscar…

Mark se adentró en el Kodak Theatre sintiendo una gran emoción. Amaba el cine, desde niño. La interpretación era para él algo hermoso, lo único que siempre quiso hacer en la vida. De nuevo, sólo su corazón percibía las lágrimas que tiernamente rodaban por su cara. Se sentó en su butaca y se dedicó a disfrutar cada segundo de la gala. Daba igual si conseguía el Oscar o no. El ya había ganado. Había participado en una gran película interpretando a un personaje único, estaba inmerso en otro gran proyecto y acababa de conseguir otro papel de ensueño para una película que comenzaría a principios de verano. Mark había conseguido aquello que tanto tiempo atrás se había propuesto.

Y el momento llegó:

“And the winner is……………..MARK COLT!!!!!!”