Una espanolita en Londres

Una espanolita en Londres
Camden Town Girl...o sea, yo

Fabio, yo y mil historias inventadas contrarreloj

Yo, españolita, treintañera y con ganas de hacer algo diferente en mi vida, he decidido, por fin, poner por escrito las millones de historias y fantasías que pasan por mi cabeza... ¡en forma de reto!

Fabio, un hombre argentino aficionado a la literatura si cabe más que yo, me manda sus historias y cuentos desde hace poco, y yo le correspondo con las mías. Alguien a quien no conozco, una conexión difícil de explicar...

El reto es, cada vez que reciba un texto de Fabio, he de contestarle en menos de 24h, con una historia totalmente nueva y original...

¿Podré seguir el ritmo? ¿Será mi imaginación tan fantasiosa como siempre he pensado? ¿O no seré más que otra españolita en Londres que se piensa que, por estar en esta ciudad tan libertaria, puede hacer cualquier cosa que se proponga? ¡Este blog me sacará de mis dudas! :>


jueves, 29 de abril de 2010

La trece o necesito un break

Hola chic@s!

espero que todo vaya bien y esteis tan contentos como yo de que por fin sea viernes... y el lunes es puente! gracias al cielo porque necesito un break en condiciones... Hay veces que tu cabeza te avisa de que no funciona más, los tornillos están oxidados y ya no van las conexiones... mi cabeza me lo dijo ya el martes! traidora...

Me sigue martilleando el hecho de que Fabio no conozca la existencia de este blog...

Aquí está la siguiente historia!


DEL INFIERNO A LA ESPERANZA

Me podría pasar el día entero mirando a mi bebé, sus gestitos, cómo duerme, su olor a todo nuevo… Me pregunto si mi niña tendrá una vida como la mía, si también pasará por el infierno que yo pasé, si algún día sabrá salir de él...

Miro a mi bebé y pienso, ¿cómo conseguí llegar hasta aquí? ¿En qué momento salí del horror para volver a la vida? Creo que conseguí salir de mi infierno particular por mi propio pie, por un lado, y porque conocí a Raúl, por otro. Raúl ha sido la única persona que ha sabido ver la fragilidad que hay en mí. El resto del mundo piensa que soy una mujer de carácter, fuerte y dominante...cuando en realidad soy y he sido siempre una mujer asustada ante la vida, una mujer que para superar sus pequeños traumas necesitaba alcohol, paracetamol y tabaco a diario y en grandes cantidades.

Recuerdo que fui una adolescente normal, con ramalazos de rebeldía ocasionales, a la que le atemorizaba que en una de sus múltiples peleas uno de sus padres dijese hasta aquí hemos llegado y desapareciese. Nunca llegó a suceder, pero el miedo siempre estuvo ahí. Me anestesiaba los viernes y sábados por la noche con ingentes cantidades alcohólicas, porros y cigarrillos... al menos me pasaba 3 días a la semana superando una resaca y no el temor a un divorcio.

Luego llegó la universidad. Ya era más mayor, y al miedo a la separación de mis padres se unió el temor al fracaso universitario y a no encajar con la gente. Enseguida hice amigos, siempre he sido bastante sociable, pero académicamente sudé tinta, lo que fue duro considerando que hasta entonces con estudiar un poquito aprobaba todo. El miedo, el temor siempre ahí acechándome, vigilándome como una sombra implacable... Fueron años de bacanales alcohólicas, drogas, tabaco y medicamentos para paliar los estragos de las monumentales resacas... Todo este maremagnum de sustancias conseguía acallar todos mis temores... hasta que la resaca se pasaba.

Es curioso que durante todo este tiempo decadente, de cara a los demás, era una chica segura de mí misma que sabía lo que quería en la vida, que tapaba sus enormes ojeras y piel gris con dosis de maquillaje comparables a sus excesos, que tenía siempre una presencia impecable. Este disfraz era un muro contra preguntas incómodas o comentarios hirientes. Y lo fue durante el resto de mi juventud. Ahora se que esas ropas pulcras y bien coordinadas, ese maquillaje pesado aplicado con gusto y ese olor a perfume de mujer con autoestima triunfadora fue lo peor que hice por mi misma. Me camuflaron de cara al mundo exterior por lo que nunca nadie pudo ver mi interior, mi verdadero yo, lo que me quemaba el corazón.

Mínimo una botella de vodka al día, mezclado con café, zumo o lo que hiciese falta; la máxima dosis de paracetamol permitida por adulto a diario y a veces hasta alguna pastillita más a ver qué pasaba; cajetilla y media de tabaco diario; mi peso era mínimo y mi talla la de una niña de 13 años... ¿Cómo nunca nadie se dio cuenta? ¿Ni siquiera mi propia familia? ¿Ni mis mejores amigos? Les llegué a odiar por su impasibilidad hacia mí, por no notar nada. Les odiaba, en mi interior quería gritarles, agarrarles por el cuello y confesarles lo que me pasaba, ¿por qué no se daban cuenta por Dios? Les culpaba de mis miedos y por consiguiente de mis adicciones... Ahora se que la única culpable era yo, que disfrazaba mi exterior porque no quería que se diesen cuenta, ¡estaba tan asustada Dios mío! ¡Tan asustada!

Todo empezó a írseme de la mano, me colocaba tanto antes de llegar al trabajo que algunos días no conseguía ver la pantalla del ordenador o sujetar un lápiz. Estaba aterrada, si alguien se daba cuenta tendría que confesar todo, que siempre había sido una “yonqui” de cualquier cosa que se me pusiese por delante... Irónicamente este miedo me “salvó”, accionó las alarmas dentro de mí y me dijo que tenía que parar, que no podía seguir así...

Y no seguí más así: por mi propio pie ingresé en una clínica de desintoxicación... después de todo iba a ser verdad que era una mujer fuerte... otra ironía en mi vida...

Estuve allí un mes, todo el mundo pensaba que estaba de vacaciones en las Bahamas... Lo duro llegó una vez que regresé a mi casa. Enfrentarme al día a día fue recorrer un camino de piedras ardiendo... estaba a punto de sucumbir otra vez al alcohol y demás cuando llegó Raúl. Gracias Dios mío que lo pusiste en mi camino. Por él quise ser una mujer mejor, estar sobria día a día, incluso dejé de fumar con el tiempo. El reconoció mi calvario en cuanto me vio. Su propio padre era exalcohólico y conocía de sobras la mirada de mis ojos, los gestos de mis manos nerviosas y ansiosas por una copa... No me juzgó por lo que había hecho, pero sí me retó a estar siempre sobria y a superar mis miedos hablando con la gente... ¡Y eso hice! Empecé poco a poco a hablar más con mi familia y amigos, a confesarles mis miedos y temores...

Se que no hay fin, que tengo que seguir luchando día a día por mi niña, Raúl y yo misma. Tengo el hígado y estómago de una persona de 60 años y diversos problemas de salud. Tengo un agujero negro en mi vida que ya jamás recuperaré... Pero no quiero ver eso, quiero ver que logré salir de ello y que ahora tengo lo más grande, mi bebé Esperanza y mi amor Raúl.

miércoles, 21 de abril de 2010

Historia 12 en medio del puro estres!!!!

Ay dios, que este Fabio me va a matar! pues no tenia yo suficiente con el dia de hoy que hala! inventate historia de la nada!!!

No me voy a extender mucho en la introcucción porque estoy que me subo por las paredes!

Besos a tod@s y que disfruteis de la primavera!

Aqui está la historia número 12 inventada contrarreloj para Fabio!





LA SUERTE DE CLARA Y LAURA

Clara y Laura vivían con su abuela desde que sus padres murieran en un desafortunado accidente cuando ellas contaban con 6 y 9 años respectivamente. El accidente no fue culpa de sus padres: un borracho a toda velocidad se saltó el semáforo y los atropelló. Clara era muy pequeñita cuando todo sucedió, pero Laura ya tenía bastante conciencia y lo vivió todo demasiado intensamente. Ambas se adoraban y cuidaban la una de la otra con verdadera devoción, al igual que de su abuela, una santa mujer que las crió con todo el amor que fue capaz de darles.

Exactamente 9 años después del suceso, cosas curiosas comenzaron a ocurrir en la vida de Clara y Laura. Cosas que todo el mundo calificaba como de “una buena suerte extraordinaria”. Clara se encontraba un día 5.000 pesetas aquí, Laura una pulsera de oro allá y su abuela una sortija de zafiros en el rellano. Era asombroso la cantidad de dinero en efectivo y joyas que se encontraban al cabo del mes. Laura, que ya había sufrido bastante, decidió seguir la corriente de su buena suerte y sin más acumulaba todo lo encontrado con sumo cuidado para cuando fuese necesario. Sin embargo, Clara no podía dejar de darle vueltas al asunto de tan extraordinarios encuentros, y concluyó que alguien estaba detrás de todo aquello. Su abuela estaba de acuerdo con Clara, todo era demasiado casual, pero a la vez pensaba que la mejor postura era la de Laura, porque era la única manera de vivir en paz.

Así, el tiempo transcurrió para Clara, Laura y su abuela. La “buena suerte extraordinaria” continuó. Laura procuraba prestarle la menor atención mientras que Clara se devanaba los sesos día si y día también pensando en quién sería el anónimo benefactor. Llegó un punto en que su curiosidad alcanzó el límite máximo, por lo que anunció a su abuela y hermana que no iba a descansar hasta averiguar quién era el misterioso personaje. Laura y su abuela, que no podían ocultar su curiosidad, se disgustaron pero le dijeron que si así pensaba que descansaría mejor, pues adelante.

Lo primero que pensó dado que los encuentros casuales habían comenzado justo en el aniversario de la muerte de sus padres, es que alguien relacionado con ella estaba detrás de todo. Podría ser el propio asesino o alguien de su entorno. Así, se puso a remover todos los documentos sobre la investigación del accidente de sus padres. Para su gran desolación, allí no había nada más que la frustración policial por no poder dar con el escurridizo borracho. Tuvo que abandonar por fuerza mayor esa línea de investigación, y con el tiempo, todas las demás, porque no había manera de averiguar nada. Clara se sentía frustrada, y aún más cada vez que se encontraban dinero o joyas caídas del cielo.

Los años pasaron, la buena suerte continuó... hasta que de repente, unos 7 años después de que comenzara, cesó repentinamente. ¿Por qué? ¿Qué había ocurrido? ¿Acaso el anónimo benefactor había muerto? Demasiadas preguntas sin respuestas que se sumaban a la ya larga lista de interrogantes sobre el extraño caso...

Todas las respuestas llegaron apenas 3 meses después de que los encuentros cesaran: un buen día a la hora de cenar, el vecino del séptimo se plantó en su casa, muy serio y compungido, pidiendo por favor si podían concederle unos minutos para hablar. O, más bien, confesar.

Les confesó que el anónimo benefactor era su madre, que en paz descansase ya que había fallecido 3 meses antes. Su madre, una heredera hija de ganaderos, se mudó de su pueblo a las comodidades de la gran ciudad con su hijo cuando los años se le vinieron encima. Aquello había sucedido hacía unos 7 años. Al mudarse al domicilio de su hijo, se enteró de lo que les había sucedido a aquellas niñas tan educadas y dulces del tercero B, Clara y Laura. Se enteró de la lucha de su pobre abuela por sacar adelante a las niñas con apenas la pensión mínima, los pocos ahorros que los padres les dejaron y algún que otro beneficio social. La historia le llegó a la mujer al mismísimo alma. Para una mujer a la que la vida, a pesar de los difíciles tiempos que le habían tocado, siempre había sido un camino de rosas, aquella historia le parecía el colmo de la tristeza y la mala fortuna. Así, se dijo, la vida tenía que hacer justicia a las pobres ocupantes del tercero B. Y como esperar a la justicia divina era algo absurdo, se dijo que ella se encargaría de todo. Obviamente la mujer tenía buenos dineros y joyas que jamás había usado ni usaría jamás. Se dijo que, ahora que vivía con su hijo en la ciudad y que los asuntos de su pueblo estaban bien atados, no necesitaba todo lo que cobraba de pensión y mucho menos tanta joya. Así que, con su hijo como cómplice, les “regaló” a Clara, Laura y su abuela todo aquello que ella consideraba justo que tuviesen.

Perplejas se quedaron nuestras tres protagonistas, perplejas ante aquel hombrecillo de mediana edad al que se habían cruzado mil veces en el ascensor y que era siempre tan amable pero muy parco en palabras. El hombrecillo les pidió por favor su perdón si les había importunado de alguna manera. Ellas estallaron en una sonora carcajada de alivio porque de una vez por todas el misterio había sido resulto, y le dieron las mil y una gracias porque todo el dinero y joyas que se habían ido encontrando “casualmente” les había hecho la vida mucho más fácil. El hombrecillo se quedó a cenar con ellas y desde aquel entonces fue uno más de la familia. Lástima que su madre no estuviese allí para disfrutar de todo aquello con ellos.

martes, 13 de abril de 2010

Historia 11-Dónde está Fabio?

Hola mozos y mozas, cómo va la semanita?

Yo aqui estoy preocupada por la falta de noticias de Fabio. Manda relatos pero no escribe mucho...mmmm...veremos a ver que pasa. Yo sigo con mi reto y escribo cuando recibo cosas de el, lo que me ha puesto en un apuro el dia de hoy que estoy muy ocupada y he tenido que ir escrbiendo esta historia a ratos sueltos.

Espero que os guste, es una celebración de los pequenos placeres cotidianos.

Besos a tod@s....aqui va la historia contrarreloj número 11!




GRACIAS

Susana subió las persianas de su dormitorio para dar paso a un radiante y luminoso sol que no había brillado en una semana de oscuras lluvias. Se puso contenta de inmediato y canturreando se fue a la cocina a prepararse un café. Decidió tomárselo en la terraza, para así dejar que los rayos le acariciasen la cara antes de darse una ducha. Tanto se inclinó para atrapar el soleado espectáculo que, sin darse cuenta, empujó unas macetas que habían acumulado agua de lluvia en su base. El agua terrosa de las macetas se derramó y fue a caer en el parabrisas de la furgoneta de Antonio que en ese momento hacía su triunfal entrada en la plaza.

Antonio vio caer algo pringoso sobre su parabrisas y maldijo a todos los pájaros del universo. Así que paró la furgoneta en el primer hueco que vio y se bajó a limpiar el cristal, descubriendo, para su agradable sorpresa, que no era más que agua sucia. Bendijo su suerte y reparó en el coqueto café enfrente suyo que le invitaba a entrar y tomarse un respiro. “Me he tomado un café en casa pero otro no me vendría nada mal antes de seguir con los repartos”. Así que entró, de muy buen humor, a por un cafelito de media mañana. Para su gran alegría, se encontró con su amigo Sergio al que no veía desde hacía unas semanas. Los dos se abrazaron y charlaron durante más de media hora de esto y de aquello y de lo de más allá. Se despidieron como sólo dos amigos de toda la vida saben hacerlo, y Antonio le mandó besos y recuerdos a Maribel, la mujer de Sergio.

Cuando Antonio desapareció con su furgoneta, Sergio, que estaba de espíritu alegre por el encontronazo con su amigo, decidió ir a darle los besos y recuerdos de Antonio a Maribel en persona, que total trabajaba en la peluquería a la vuelta de la esquina de la plaza. Pensó que casi nunca iba a ver a su mujer al trabajo, y que seguro que una sorpresa en un día tan bonito le encantaría. Así que dicho y hecho, compró unas flores en la floristería de al lado del café y desapareció de la plaza doblando la esquina rumbo de la peluquería de Maribel.

¡Y si que se sorprendió Maribel, si! ¡Se puso más contenta y agitada que una adolescente con novio nuevo! En cuanto encontró un huequito en su apretada agenda de clientes, salió con su marido a dar un paseo por la placita y así disfrutar del radiante sol. Los dos parecían dos chiquillos, besos y arrumacos por todas partes, un bonito espectáculo. Pero lo bueno, si breve, dos veces bueno, y Maribel pronto tuvo que regresar a la peluquería a seguir con sus faenas. Pero antes de ir, pensó que sería bonito hacer partícipes a las otras chicas de la peluquería y los clientes de su buen humor. Así que compró en la pastelería de la esquina unos bombones y unas pastas para deleite de todo el que estuviese en la peluquería en ese momento.

Ana fue una de las afortunadas que probó bombones y pastas, acompañados por café que prepararon allí mismo en la peluquería. Pensó que era un bonito detalle y que transformaba ese día en algo especial. Se acordó de los maravillosos bizcochos y tartas que solía hacer antes, cuando los niños aún no habían llegado y estaba menos ocupada. ¡Ay que tiempos aquellos! Ella sola en su cocina dando rienda suelta a su vena repostera… ¿y por qué no hoy? ¿Por qué no celebrar el bonito día de hoy? Encaminó su paso ligero a casa y fabricó un bizcocho delicioso en menos de 1 hora. ¡Su madre se pondría tan contenta si la viera! Así que la llamó por teléfono y en cuanto oyó la palabra bizcocho, Asun se plantó en casa de su hija Ana en menos que canta un gallo. “Desde luego hija mía, tus bizcochos son únicos, ¡los mejores del mundo!”, exclamó Asun con los carrillos llenos. Y se acordó de su amiga Pilar, la pianista, cuántos atracones de tartas de Ana se habían metido las dos juntas. Pobre, luego Pilar se quedó paralítica y entonces quedaban mucho menos. “Ana, hija, ¿te importa si te cojo el resto del bizcocho? Es para Pilar, lo contenta que se pondrá al verme con uno de tus postres” “Claro mamá, llévatelo y disfrútalo con ella, yo haré otro para casa en un santiamén”.

Asun fue a casa de Pilar, que vivía allí al lado en la plaza. Y tal y como había predicho, Pilar se emocionó por esa sorpresa tan bonita e inesperada y las dos amigas estuvieron horas hablando de la vida y atracándose de bizcocho como dos chiquillas.

Yo, Pilar, estoy agradecida porque hoy ha sido un día muy especial, tener a mi amiga Asun aquí conmigo ha sido un verdadero regalo del cielo y una ruptura de mi rutina. Una rutina, sin embargo, de observadora privilegiada desde mi silla de ruedas. Desde ella vi a Susana, la vecina de enfrente de la plaza, salir al balcón a apreciar el sol esta mañana. Vi esa agua embarrada de la maceta caer en el parabrisas de Antonio, el repartidor, que decidió tomarse un descansito a mitad de mañana y por eso se encontró con Sergio, el marido de Maribel la peluquera. Vi a Sergio entrar a la floristería y un ratito después volver con su mujer a la placita a hacerse arrumacos. También vi a Maribel entrar en la pastelería y salir con una caja de bombones y una bandeja de pasteles. Y vi a Ana con una sonrisa de oreja a oreja y los pelos todos huecos de peluquería cruzar a toda prisa la plaza camino de su casa. Y por último, vi a mi amiga Asun regresar a la plaza con una bandeja cubierta en su mano, que resultó ser un bizcocho que Ana había hecho después de no se cuanto tiempo sin hacer postres, y que Asun había insistido en compartir conmigo.

Lo que he observado hoy desde mi refugio es hermoso, me ha emocionado, y por eso he decidido escribir esta historia y contarlo a quienes seáis los que leéis este blog. Esta es mi particular manera de dar gracias porque Susana, este precioso día de abril, haya decidido apreciar y disfrutar del hermoso sol, y eso haya desencadenado en que mi gran amiga Asun haya pasado la tarde conmigo… GRACIAS.

martes, 6 de abril de 2010

La décima: hora de hacer balance

Hola a tod@s, cómo estáis este soleadísimo día de Abril? Bueno, por lo menso aquí en la jungla ya más sol no podría hacer...

Uno de los propósitos de mi blog era ver si era capaz de escribir historias originales así de la nada. Quería comprobar si mi imaginación es tan prolíficia como yo me pienso o si por el contrario no doy tanto de sí. La verdad es que no se si 10 historias son sufcientes como para arrojar un veredicto sobre esta cuestión. Las he releído y creo que de momento la respuesta es sí, mi imaginación es verdaderamente muy prolífica.

Últimamente me inquieta el hecho de que Fabio no conoce la existencia de este blog. Se enfadaría si supiese de el? o le encantaría? He de decidir pronto si se lo cuento o no.

En el último email de Fabio había una preciosa historia suya pero ningun comentario sobre alguan mía, el pobre está muy liado últimamente. Le daré un respiro y no le mandaré ninguna en mi email de respuesta.

Bueno, aquí va una espradísima historia con protagonista masculino! :> Disfrutad! :>



EL ASCO


DIA 1
Asco me doy cuando me miro al espejo. Me da asco mi casa, asco mi coche y todas mis pertenencias...asco, asco y más asco siento por esta existencia asquerosa que de joven siempre odié y ahora me veo atrapado en ella...asco me doy... asco...

DIA 2
Ayer me vestí con vaqueros y una camiseta, fui al trabajo, hablé con mi jefe y me despedí aludiendo motivos estrictamente personales, lo cual es cierto al 100%. Volví a mi casa, despedí a la mujer de la limpieza con 3 meses como indemnización, ella encantada. Empaqueté todo en cajas y maletas y lo llevé a centros de acogida, parroquias y al proyecto hombre. Puse en venta mi casa y mi coche.

A día de hoy, 10 de la mañana, no poseo más que 2 pantalones vaqueros, 5 camisetas, 2 jerseys, un anorak, 5 mudas de ropa interior y calcetines, un par de zapatos deportivos y un saco de dormir con una esterilla. También me queda una olla, una sartén, 2 platos, 2 tazas y un cubierto de cada. No logré desprenderme de 2 libros: Gora de Tagore y La Sonrisa Etrusca de Sampedro...dos pequeños lujos. Conservo el portátil y el móvil hasta que complete mis búsquedas. Después, también los donaré.

Sigo sintiendo asco, aunque mucho menos que atrás...

DIA 4
Ya vendí el coche. La casa se que costará mucho más, así que la puse en manos de una agencia inmobiliaria, ellos se encargarán de todo. He calculado que entre lo que tengo ahorrado y lo que sacaré con la casa, al ritmo austero que tengo pensado vivir, ¡podré subsistir años! Es perfecto.

Esta noche voy a casa de mis padres a contarles todo. He citado también a mi hermana y mi cuñado, ellos también se merecen saber lo que está ocurriendo y va a ocurrir.

El asco va dando paso a la ilusión...

DIA 5
Ayer con mi familia todo fue mejor de lo esperado. Mis padres se alegraron por mí, aunque mi madre lloró mucho. Se alegraron porque hacía mucho tiempo que no me veían tan ilusionado y contento con algo, se alegraron porque llevaba una vida de perros, siempre matándome a trabajar. Por supuesto ganaba muchísimo dinero, tenía todo aquello que la máquina capitalista consumista te hace desear y más. Tenía todo excepto la felicidad y la paz mental.

Mi hermana y mi cuñado piensan que estoy loco, que todo era una crisis pasajera que tarde o temprano se habría pasado... les respondí que llevo años sintiéndome así y que el vaso se colmó. Les dije que por culpa del dinero y la ambición no había vivido, no había tenido una familia, no había viajado por puro placer. Es hora de vivir.

La ilusión sigue creciendo y el asco está casi esfumado...

DIA6
Hoy tocó el turno de las explicaciones con los pocos amigos que de verdad me quedan. Unos comprenden, otros no, pero todos respetan, lo cual agradezco.

Estaba releyendo el libro de Tagore mientras escuchaba viejas canciones de Nirvana y Guns and Roses y no pude evitar pensar en qué momento ese joven medio grunge vino a convertirse en un príncipe abanderado del sistema. Supongo que toda la transformación empezó en la universidad, Económicas no es precisamente una carrera para inconformistas y rebeldes. Luego, aquella beca Erasmus en el prestigioso LSE de Londres para terminar la carrera. Esa ciudad me atrapó, el frenético ritmo de la city y todo su lujo y esplendor de los 90 me envolvió y cegó. Allí me convertí en un semidios. Volví a España con un contrato más que soñado por todo niño ambicioso que se precie. Más dinero, más lujo, más, más, más...y el asco.

Se que en el camino pagué el precio de la soledad y el vacío interior. Pero ya se acabó, desperté de la pesadilla y ahora estoy vivo otra vez...

DIA 21
Todo está dispuesto para mi marcha. Incluso la casa vendida: no fue difícil teniendo en cuenta que la vendí por un precio justo no especulativo. Como ya he dicho, tengo dinero más que de sobras y haber especulado con ella hubiera sido sucumbir al asco una vez más. No, ya he tenido suficiente.

He prometido a mi familia que volveré como mínimo 3 semanas todas las navidades a estar con ellos. Les quiero y les necesito en mi vida. Por supuesto les llamaré mínimo una vez por semana y les mandaré largas cartas con mis experiencias. Quiero hacerles partícipes de mi nueva vida llena de ilusión.

El asco se esfumó...

DÍA 215
Aquí sigo feliz en esta granja en medio de ninguna parte en Australia. Esta es ya la segunda granja en la que trabajo y creo que seguiré en este país mucho tiempo más. Todo el mundo es muy amable y abierto, y me encanta el clima, siempre hace sol.

Cuando llegué a la primera granja les dije que trabajaría a cambio de comida, un sitio donde dormir y otro donde lavar mis ropas. Les confesé que poco podía ayudar con los animales pero que podía ocuparme del mantenimiento general e incluso de las tareas domésticas. Ellos dijeron que encantados. Una cosa que me gusta de esta gente es que no recelan de mis intenciones y no hacen preguntas. Les di yo las respuestas con el tiempo. Cuando ya no me necesitaban más me busqué otra granja.

No hay tiempo al aburrimiento, siempre hay algo que hacer en la granja o la casa. En mis ratos libres leo mucho, libros que encuentro aquí, claro. También estoy mucho con ellos haciendo vida social, ¡que normalmente implica beber y hacer barbacoas! Les resulto un personaje curioso y muy valiente, dicen.

Pronto es navidad y volveré a casa. El balance de momento es muy positivo, nunca más he vuelto a sentir asco y estoy en paz conmigo mismo. Mi interior se enriquece día a día con nuevas cosas que aprendo y escucho. He descubierto cuánto me gusta escuchar...

Cuando me canse de Australia, o no me quieran aquí nunca más, depende, me iré a otro país.

¡Dios, que feliz soy! Mi ilusión es la misma o más grande que cuando me marché todos estos meses atrás. Soy feliz así, y pienso llevar esta vida hasta que me muera. Vivir, vivir y vivir, lo que antes nunca hice y ahora haré por siempre. Lo diré una vez más: SOY FELIZ.